LA PERDONANZA

Perdonanza es un término antiguo que significa indulgencia y tolerancia. El sufijo "anza" añadido a perdón, significa "perdón en acción". En este libro se quiere analizar ese perdón en su extremo más difícil, el perdón de los enemigos.

Dicen que todos sabemos perdonar, aunque perdonar a los enemigos es algo que nos cuesta hacer. Si alguien nos causa un grave daño físico o moral, o a un ser querido, olvidar y perdonar es muy difícil, hasta el punto que hay personas que se llevan el agravio a la tumba. Para entender "la perdonanza", hay que mirar el perdón desde otros puntos de vista. Si decimos que perdonar es "dejar de estar enfadado o resentido (hacia alguien) por una ofensa, falta, o error", resulta que la persona que consigue perdonar, es la primera beneficiada, ya que deja de estar enfadada o resentida. Se trata de pensar o poner el centro de atención, en la persona que perdona y no en el ofensor, del que también nos ocuparemos. Dejamos de estar encadenados al ofensor y nos sentimos libres.

Si nos lo proponemos, perdonar a los enemigos, requiere práctica y es algo que podemos conseguir. Dejaremos de vivir con odio, rencor y angustiados por el miedo a lo que nos suceda. "La perdonanza" nos ofrece ser pacíficos, tolerantes y comprensivos. Al mismo tiempo, mejoramos nuestras relaciones personales y conseguimos la paz interior. Sólo tenemos que intentarlo.

lunes, 1 de marzo de 2010

EL MUNDO ES UN TEATRO


Esta historia es la de dos truhanes, cuya vida se la habían pasado cometiendo actos delictivos, desde hurtos y robos a violaciones, algún que otro homicidio y todo tipo de fechorías.
Ambos pertenecían a un clan de la droga y su jefe les había dicho que al día siguiente atacarían a una banda rival. Tenían que estar preparados para lo peor, pues se podrían producir numerosas bajas.

La noche anterior, Pedro y Juan que así se llamaban, estaban en su cuartel general matando el tiempo con una botella de whisky y fumando hasta por los codos, como queriendo aprovechar al máximo los últimos momentos de su azarosa vida.
Y esta fue la conversación que mantuvieron:

Pedro.- Oye Juan, estoy pensando una cosa, a ver que te parece.

Juan.- ¿Tú pensando?, ¡pues si que estás desconocido!.

P.- No te rías, que la cosa va en serio.

J.- Bueno, hombre, tú dirás.

P.- Mira que si lo que dicen todos estos curas y meapilas, resulta que tienen razón. ¡Tendría gracia!.

J.- ¿A qué te refieres, hombre?.

P.- Pues a eso, de que si existe el cielo y el infierno y todas esas gaitas.

J.- ¡Pero tío que te pasa!. No me vengas ahora con todas esas chorradas.

P.- No, no, lo estoy pensando en serio. Suponte que mañana nos dan “garrote” y la palmamos.

J.- ¡Ni de coña!. Mañana les vamos a dar “pal pelo”, a todos esos capullos.

P.- Si, ¿pero y si no?. Imagínate que “las pichamos” y nos vamos para el otro barrio. Y resulta que es verdad, que hay cielo y nos están esperando allí. Y te dicen, ¿a ver, tú que has hecho “desgracio”?. ¡menuda papeleta!. ¡Si no hemos hecho nada bien en nuestra puta vida!.

J.- ¡Hemos hecho lo que nos ha apetecido, no te jode!.

P.- Pues por eso, hemos hecho muchas cosas malas pero y si te preguntan, ¿al menos te habrás arrepentido?. ¿qué les dices?.

J.-¡ Macho, deja de beber que te has pasao!.

P.- No, no Juan, que lo digo en serio. Mira, suponte que no es verdad que hay cielo, que no hay nada. ¡Pues ya está!. Cuando la palmas, ni te enteras y tu cuerpo se lo comen los gusanos. No hay vida más allá de la tierra. ¡Se acabó la cosa!.
Pero y si resulta que te mueres, y es verdad eso del alma, y aparecemos en algún lugar y nos miran diciendo: ¡ahí va otro capullo!. ¡Toda una vida desperdiciada haciendo el cafre!.
¡Y eso que su pobre madre, mira que lo intento!. Mira que le dijo veces, ¡que se vive mejor haciendo el bien que el mal!. Y él como si nada, haciendo barbaridades.

J.- Sí, lo que tú digas.

P.- Sí, imagínate que te preguntan ¿al menos te habrás arrepentido?. Y tú con cara de lelo, ¿qué les dices?. “No”, sabes, ¡es que soy un capullo integral y tonto del culo!. Por que no me digas la cara de gilipollas, que se nos va a quedar. Y hala, a pudrirnos en los infiernos, ¡por subnormales!.

J.- ¡Chorradas y no dices más que chorradas!.

P.- Sí, sí, lo que tú digas. Pues yo mañana, como vea fea la cosa, te juro por Dios que me arrepiento. ¡Por si las moscas!.

Y para que no acabe bien la cosa, al día siguiente, los dos caen heridos y al poco rato mueren.


PREGUNTA.- Si esto fuera parte de una obra de teatro, ¿qué papel elegirías, el de Pedro ó el de Juan?